Antes que nada he de decir que retomo el blog con un cierto retraso, así que es posible que las siguientes entradas no sigan un orden cronológico, ya que empezaré incluyendo contenidos de los eventos más recientes, en un intento por ponerme al día de inmediato, y posteriormente ir poniendo eventos anteriores que no recogí en su día.
El 22 de Febrero de 2020, algunos componentes de lo que podríamos llamar la «Hermandad del HTE» decidimos dar rienda suelta otra vez a las miles de rpm de nuestros motorcillos eléctricos. Todo gracias al esfuerzo de nuestro gran Carlos Madrigal, quien puso a nuestra disposición una pista cuya ambientación, trazado y calidad eran una delicia, combinando zonas viradas con esa ansiada recta que tanto nos gusta a todos.
Nos dimos cita: Don Carlos Madrigal como insigne anfitrión del evento, Don Vicente Soler a.k.a. «Dedoman», su hermano Don Tomás, Don Julio Meroño, Don Fernando Siquier, y un servidor.
Tras las conversaciones habituales de inicio en un encuentro de este tipo, y un ágape ofrecido por Carlos, nos pusimos manos a la obra. La pista empezó a experimentar esa actividad frenética que caracteriza a todo circuito que se precie.
En la pista se dieron cita todo tipo de venerables máquinas, rindiendo tributo así a los iconos de la pista que tanto nos entusiasman: BMW M1’s, Ferrari 360’s, Mclaren BMW F1 GTR….
El temible Mosler «Joker», con su estampa amenazante, extendiendo el terror a su paso…
El FORD GT40, uno de los coches más prestacionales y equilibrados que han pasado por esta pista
Y parrillas de lo más variopinto, incluyendo una barqueta de Spirit, los siempre habituales Mosler (tanto de NSR como de Ninco), un exótico Maserati con chasis Fortes, algún Saleen de ArrowSlot…
Sin duda, esta cita rezumaba calidad por donde quiera que se mirase.
Los asistentes nos conjuramos para destronar a Vicente, poseedor por duplicado de la distinción «Dedoman». Vicente alternaba con la maestría que le caracteriza, el pilotaje fino y conservador, y las puntualizaciones necesarias relacionadas con la normativa a fín de despejar cualquier género de duda sobre lances ocurridos en pista.
La simple presencia de Julio y Carlos ya es como para imponer respeto a cualquiera, pero Vicente, bién armado con una flota caracterizada por una revisión milimétrica de Don Julio, vendió cara la piel del oso.
De modo testimonial, en una manga por eliminación, la suerte dictaminó que yo ganaba la manga, así que me lo tomaré como un bonus, porque va a ser difícil que repita esto muchas veces más…
Siempre tras una reunión de estas, todo entusiasta se va a casa pensando en la siguiente, y sacando conclusiones sobre lo vivido en pista. Mis reflexiones serían estas:
– Cuando eventos como este se hacen en armonía, buen rollo, y buena disposición de
todos, da gusto participar.
– La calidad de los coches de todos los presentes daba gusto. Todos tenían su punto prestacional o carisma. Sobre esto, decir que Fernando demuestra su excelencia a la hora de poner coches a punto, cada coche suyo que probé era una gozada en pista.
– Impresionante el despliegue de coches que hace Julio cuando «abre la caja». Aquello parecía la cueva de Alí Babá: Abarths, M1’s, Ferrari 250 GTO, todo tipo de preparaciones exóticas. Hay quien de entrada abre la caja, y marca la diferencia en estas pachangas. Y ese es Julio….
– Entiendo que Carlos sea fiel a sus Nincos. Siempre están ahí, guerrean donde haga falta.
– Y Tomás le ha cogido el gusto rápido a esta afición. Se ha presentado con artefactos de lo más respetable.
Otra de las conclusiones, y que Julio y Carlos comentaron a posteriori fue como se divirtieron durante la tarde con cochecillos más básicos, y jugando con los neumáticos climáticos. La igualdad fue máxima y vivieron momentos trepidantes y de tensión. Se debe poner énfasis en esa modalidad, porque tal y como dijeron, más que ganar, es mayor subidón de adrenalina que te da tener que controlar un Ibizilla que le cuesta traccionar, que el típico GT que enlaza rectas y curvas sin pestañear.
Luego, como anécdota del día, reseñar que Vicente, ambicioso como es él, pretendía revalidar título en las 500 millas y luego arrasar en la Cartrix. En un arrebato de fogosidad, exigió en exceso a su Cartrix, y el chasis acabó de esta guisa…
En fín amigos, un día divertido para pasar el rato.